
Copular
“tú sabes que la luz limpia hiende los versículos sucios de sangre, de bilis que hierve. de hambre. tú sabes que no sabemos estar con el olor que hiede. sino que sabemos escalar las obras inacabadas con los reptiles.
estamos en el proceso de construir las ciudades que se derrumben.
estamos construyendo para que todo se desmorone.
estamos con los ojos en la disolución de los gérmenes que polucionan.
con los gérmenes disolutos de los nombres
que vierten y conmueven a los seres indisolubles.
la lama no es vertical, sino que se extiende. construir hacia delante es cercar el territorio que no e recorre.
yo diría algo entre las nubes que resuene. diría “hábitos” y “copular” y corrientes. diría con los dedos “alcanzo lo que hierve y toco levemente lo que es leve”.
quiero ver el orden que cerca la formas que se disuelven. quiero convertir en el ojo la disolución sin término. quiero hervir con las partículas tiernas que bailan. quiero hendir con mi mano disoluta la partícula ilusionada. quiero abrir los senderos de las piernas o el brazo que se aferra. quiero recorrer vertebral la cuesta empinada que te encumbra.
quiero verter mis líquidos sobre tu espalda húmeda del liquen y de las hierbas. Quiero convertir la hierba en la sangre de las venas, y convertir las venas en la letra de un alquimista. convertir sin formas lo informe en la vida. Un que no se manifiesta.”
(Eva Yarnoz, Cauces del que teje, paginas 12-13)